Esta mañana te soñé..., Camilo. ¿O te deslizaste, felinamente sutil,
por alguna rendija, hasta mi duermevela?
Y me hiciste saber, a tu personalísima manera,
sin gestos, sin sonidos,
que no olvidara dejar para vos tu agua fresca.
Y yo, que te sé tan cerca, ahora mismo pondré,
en los rincones de mi sueño
y en los que frecuentabas,
una fuente azul para que sacies tu sed,
y pueda yo aliviar la fiebre
de mi nostalgia.
Se me hizo un nudo en la garganta...
ResponderBorrarLau
Gracias, Lau. Te entiendo porque los amamos. Por eso ¡qué importa un sofá arañado o un cortina agujereada! Un abrazo.
ResponderBorrarNo podía ser más dulce! Bellísimo!
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