12.6.12

Teófilo Stevenson. Lo que me contaron...



Teófilo Stevenson


No sé cómo se le ocurrían a mi papá sus relatos. De dónde, por ejemplo, había sacado la historia de una conversación entre Fidel y el boxeador Teófilo Stevenson, que me relataba con pelos y señales, gestos y tonos, reproduciendo divertidas coloquialidades. 

En verdad, no era el único relato que me construía como motor de mi imaginación. Lo que sucede es que mi viejo no era devoto de la típica costumbre del “cuentito de antes de ir a dormir” para zamparme alguna historia de bellas princesas durmientes, duendes o brujitos de Gulubú.

Parece que mi papá tenía la intención de legarme unas ideas que lo poblaban en estado de convicción. Y mucha y apasionada, pero nunca irracional o falta de objetividades que se podían comprobar.  El que quiera buscar, encontrará las fuentes de lo “a continuación”.

Y a continuación es esto que ahora evoco yo que me narraba, supongo que sentados a la mesa de la cocina o del comedor, mate cocido recién servido a su entrada de trabajar, las manos entintadas con sellador para madera o goma laca asiendo la taza que echaba humo en fragantes bocanadas, de Teófilo y Fidel, o al revés, más o menos así:

“Y entonces Fidel lo agarró a Stevenson y le dijo: ‘Oye, chico, si te querés ir a Estados Unidos por la  plata, andá que seguro te van a llenar de millones. Pero eso sí, ahí no te van a cuidar, te van a hacer profesional y tu vida no valdrá nada más que lo que ellos ganen con vos. Te van a destrozar si es preciso. Pensalo bien. Aquí vas a tener la gloria de ser campeón cubano y amateur, cerca del pueblo de la Revolución’.”

Que mi viejo se leyó la historia de cómo Stevenson se quedó en Cuba, renunció al millón de dólares, se quedó en el amateurismo y le hizo un corte de manga a la tentación que llegaba del Norte, o que la escuchó de alguien que sabía bien de qué hablaba, eso es seguro y comprobable.

Ahora, qué sé yo de ese encuentro entre Fidel y Stevenson y cómo fue y qué se dijeron, si es que el Comandante lo llamó y le dijo lo que tenía que decirle. Pero, a mí, me lo contaron…

Lo que sí sé es que a mí Fidel, Stevenson, Camilo, el Che y Cuba me visitaron la infancia y siguieron por aquí, gracias a estos cuentos que no eran cuento.

Y hoy que Teófilo se nos fue, campeón por siempre, y que me doy cuenta de que tenía casi mi edad, le agradezco a mi padre que a su hija la arrullara con esos relatos tan maravillosos como los de hadas, duendes y brujas de la hora de dormir… Es que don Mauricio prefería las bellas  despiertas, muy despiertas...

Hasta siempre, Téofilo Stevenson

Ayer por la tarde falleció Teófilo Stevenson. Para quienes se pregunten quién era, comparto algunas notas de medios de información de la isla a cuyo digno pueblo perteneció, y donde fue coronado de gloria y amado por su lealtad a la Revolución.


1. Falleció en La Habana el gran campeón Teófilo Stevenson
2. El pueblo de Cuba despide a Teófilo Stevenson
3. Palabras de despedida de Fidel


Me duele esta partida, porque era Teófilo el campéon por siempre amateur, con lo que implica serlo, con lo que evoca esa palabra: "el que ama lo que hace", para mí mejor definición que "aficionado", acepción que se fijó para distinguir al que hace algo "de pago", digamos, y no por vocación..., por amor, vamos (no ven, acaso, en la raíz de la palabra el eco de amator, en latín..., pero esa es otra historia, o no).


Y ese amar lo que se hace sin ponerle más precio que la vida digna fue lo que hizo la diferencia en la vida de Teófilo Stevenson.


Claro que merecía una vida más larga para cosechar por más tiempo el amor de ese pueblo valiente del que surgió, de ese pueblo que ama su patria, palabra que allí cobra otra dimensión, otras resonancias. Pueblo que sostiene con tierna dureza lo ganado por la Revolución, del que también era hijo dilecto.


Y con Fidel y con Silvio (en su Segunda Cita, a través de un conmovido comentario) me permito el homenaje: 


GLORIA ETERNA A SU MEMORIA, dijo el Comandante. 


GLORIA ETERNA A ESA GLORIA DEL DEPORTE CUBANO Y UNIVERSAL, dijo el trovador más necio, el Aprendiz Mayor.


21.4.12

Eduardo Galeano predica el "geese teamwork"

Que alguien me lo explique. Que cuando pueda leer el libro encuentre esa explicación que busco. Que me digan o lea una nota de advertencia de que algunos de los textos del libro Los hijos de los días, de Eduardo Galeano (que está presentando ahora mismo), tienen su origen en relatos anónimos, que son versiones, que ha abrevado en fuentes que andan circulando por ahí, sin autor conocido... 

Si no es así, ¡qué desilusión! Porque ¡vamos!, el escrito de Galeano dedicado al 1.º de Mayo, día del Trabajo o del Trabajador, (cuya materia prima circulante ha sido reelaborada, como cambiar "gansos" por "patos" y alguna que otra triquiñuela remozadora: "superpato" y "subpato" no están mal) refiere a una "teoría" o, mejor "lecciones" que han estado rodando especialmente por Internet, y (al menos hasta allí he llegado) provienen de un sermón (o un escrito) de un tal Dr. Robert McNeish dio en 1972, diz que en Baltimore. 

El que busca, encuentra. Y se encontrará que estas lecciones que dan los gansos se usan como soporte de cursos (me atrevo a relacionarlos con el famoso coaching) para empresas, de liderazgo, y se los halla mucho en sitios de cristiana orientación. Es que como mensaje tiene su atractivo por apelar a la solidaridad, al bien común, a la colaboración...

Para muestras, los botones. 
Saque el lector conclusiones. 




Escribe Eduardo Galeano el 1.º de Mayo de su Hijo de los días.

Mayo 1
Día de los trabajadores
Tecnología del vuelo compartido: el primer pato que levanta vuelo abre paso al segundo, que despeja el camino al tercero, y la energía del tercero alza al cuarto, que ayuda al quinto, y el impulso del quinto empuja al sexto, que presta viento al séptimo…
Cuando se cansa, el pato que hace punta baja a la cola de la bandada y deja su lugar a otro, que sube al vértice de esa V que los patos dibujan en el aire. Todos se van turnando, atrás y adelante; y ninguno se cree superpato por volar adelante, ni subpato por marchar atrás.

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Así se cuentan las lecciones de los gansos sobre "trabajo en equipo" en este video subido a Youtube.

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Pero la historia, como se comprueba, ha bajado desde el Norte, donde se cuenta pero "en inglés, en el original", aclararía un traductor.

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Y se puede seguir rastreando. Hay muchísimas versiones. Hasta el supuesto escrito "original" con cada una de las lecciones pergeñadas por el Dr. McNeish se puede encontrar. Ah, Internet, Internet, ese infierno tan temido..., citado por Onetti en el título de su cuento. Pero esa es otra historia: se llama intertextualidad.






20.4.12

Me queda la palabra


Amo las palabras
La que ahora escribo:
“palabra”,
esta palabra “palabra”…
la amo.
Ay, palabra.

Es que soy palabra,
mi historia
se ha fundado
con palabras,
y si hay porvenir,
será por la palabra,
verbo en futuro.
Y el presente
se dice con la palabra
“hoy”.
Perseguida,
asediada
palabra,
que me persigue
y asedia.

Ay, palabra,
yo te amo.
De mí
nada quedaría
sin palabras,
“palabra”.
No te me niegues.
que me muero
de tu ausencia.
Ay, palabra.


Si he perdido la vida, el tiempo, todo 
lo que tiré, como un anillo, al agua, 
si he perdido la voz en la maleza, 
me queda la palabra. 

Si he sufrido la sed, el hambre, todo 
lo que era mío y resultó ser nada, 
si he segado las sombras en silencio, 
me queda la palabra. 

Si abrí los labios para ver el rostro 
puro y terrible de mi patria, 
si abrí los labios hasta desgarrármelos, 
me queda la palabra.

                    Blas de Otero

10.4.12

El té de mamá


Mamá nunca tuvo sesudas respuestas para calmar mi incertidumbre de vivir.

En cambio, en momentos de escándalo por la soledad o el vacío insoportables, ella, sin respuestas sesudas ni palabras de consuelo constructoras de mejores circunstancias, llaves cuasi mágicas que ilusionan así con que “algún día” (casi siempre, pronto) abrirán las puertas a “un porvenir mejor”, ella, digo, en cambio, simplemente me decía “te hago un tecito”, y se iba a la cocina.

Es un lugar mágico la cocina (que me parece tiende a la desaparición); pero allí, tarde o temprano, realmente o en nuestro imaginario, volvemos las mujeres. Será que conserva algo del rito ancestral de reunirse ante el fuego para preservarlo, y así continuar la vida. Cosa brava para la humanidad.


Mamá, entonces, se iba a la cocina, y volvía con la taza de té. Una taza de té que me tomaba a veces sin saber si me apetecía , pero como era de esos de los que alivian o cortan o acompañan sollozos, una taza de té para sueños hechos trizas, inexplicables tristezas, amarguras qué sé yo...

Sin buscar entender, sin contestar, sin proponer sabiduría, sólo con la certeza de que su té servido en bandeja obraría el milagro de sanar (al menos por un rato) llegaba de vuelta y resueltamente me proponía una tregua al malvivir.

Ese té no se consigue en parte alguna. Es un té que no hacen más. Ahora es sólo té de reparar más ausencia, té de intentar servirlo sola, humeando humeante, caliente y dulzón. Lo preparo en una cocina a medio construir. Son tiempos más difíciles. Pero la maldita esperanza recupera un poco de verdor a pura fuerza de hornalla y vapor silbador.

28.1.12

La foto de Spinetta, lo más espurio de los medios, su poder

En esta entrada de su excelente página web, Víctor Hugo Morales entrevista a un periodista gráfico que actuó independientemente del mandato que sus jefes le daban en el momento en que se producía la muerte repentina del diputado Carlos Auyero. Hay videos y audio que complementan lo narrado. Y se agradece. 


Hay que subrayar que hay datos muy interesantes aportados de otro caso de tres periodistas, dos de los cuales se negaron a la villanía que les proponían, y el de un tercero, en cambio, que aceptó. Lo terrible es saber cómo progresó quien decidió que "todo vale", que no hay moral ni ética, y qué importa ser un miserable.


En manos de los medios estamos. Los medios hacen eso, median o son intermediarios, se ponen entre nosotros y la realidad para contarla como mejor les convenga. Por supuesto hay excepciones. Uno es Víctor Hugo, que está recibiendo de diestra más que de siniestra, aunque también de esta última, por su conducta "militante" de estos últimos tiempos. 


Sepamos ver, sepamos buscar. No es verdad "porque salió en un periódico, la tele o lo dijeron por radio". Cuidado. No hay palabra inocente, ni periodistas con 10 en objetividad. Y la manipulación es evidente. 


Ampliaremos. 

 

18.1.12

Otra vez sopa con la ley S.O.P.A.

Este blog y sus blogs hermanos se pronuncia en contra de la ley S.O.P.A (Stop Of Piracy Act).


Para una información sobre esta ley, se puede consultar aquí  (fuente: Wikipedia).


Pero recomendamos leer especialmente las desventajas que señalan muchos medios respecto de dicha ley.
Por ejemplo, este artículo de Página/12 advierte que "Está en juego la libertad".


Como siempre, Mafalda apunta y acierta cuando dice "otra vez sopa". Y se ha convertido en ícono contra los alcances negativos de la ley que se pretende imponer. Pueden leer su ¡PUAJ! (gracias a www.baquia.com, de donde fue tomado). Se explica muy bien allí los alcances de esta ley. Recomendamos su lectura con Mafalda como señalando el "palito de abollar ideologías".


Así que, siendo verano, ¡mejor SOPA NO!





15.1.12

¿Príncipe azul? Mejor, un Casanova

Uno debe decir que "menos mal que existen" los Juan Gelman para iluminarnos después de haber echado una mirada de través, a contrapunto de la "historia oficial".


El sublime poeta nos (re)descubre a Casanova en este artículo, "Carísimo Giacomo", y nos lo vuelve carissimo tras la lectura. ¡Quién lo hubiera pensado "protofeminista"! Aunque algo habremos sospechado al ver la versión del "más amante de los amantes" en el filme de Fellini...


Entonces, mujeres, quizá equivocamos el rumbo. Habrá que buscarse y no precaverse de un Casanova y dejar de soñar el Príncipe Azul, que ¡ay! cómo destiñe.


Además, digo yo, luego de leer a Gelman que cita a Beaudelaire, ¡qué revolución harían unos virtuosos voluptuosos!





14.1.12

Recuerdo de vos


Qué cosa que mi recuerdo de vos tenga esta vida, y en cambio yo te sea, seguramente, sombra o, con suerte, antigua imagen que captura un parpadeo, o más vale vacío parecido a una muerte. Qué cosa ser capaz de recuperar cada segundo de un segundo de vos, y vos, en cambio, seguramente…

Extraño, sí…, tantos años, tantos y, por ejemplo, todavía el dedo tuyo frío recorre despacito, apenas, mi hombro desnudo, frío el dedo, qué raro tan frío pero tan intenso tu dedo sobre mi hombro desnudo que se estremece, el hombro se estremece y también el frío de tu dedo, que contagia la piel toda de mi cuerpo… Debe estar frío ese dedo, sí, si estamos  en aquel cine con olor a humedad y película de culto que miro y mientras miro, miro tu pelo y resplandece cobrizo el pelo, lo recuerdo, porque lo decidí así la primera vez que vi tu pelo, y más cuando lo rocé, suave tu pelo a la altura de tu nuca, de tu nuca suave por el pelo cobrizo, ay adolescencia mía que se enciende y se va entregando mientras me digo esta soy yo, y sos vos (es él, digo, pero él sos vos) a mi lado, todo vos bello Amadís de Gaula de mis primeras Letras, ¿y me elegiste a mí?, que estoy a tu lado y de tu pelo cobrizo que se hace más suave en la nuca y mientras me digo sos vos, es decir, es él, el dedo frío recorre mi hombro. Sos vos soy yo mirando la pantalla, y la luz que irradia la pantalla donde va pasando la película que elegiste, justamente, "Teorema", nos expone mirándonos de reojo por turnos; pero sobre todo pasa que tu dedo frío recorre mi hombro despacito pero intenso y yo, que ya sabía, me quedo eternamente en ese instante y entonces todavía tu dedo sigue en mi hombro, hablo de tu dedo frío que  me prometía no ardores pero sí dramáticos descubrimientos y sé que estaba frío para sorprenderme para el sobresalto para que lo lleve como marca y las marcas se hacen a fuego pero esta marca es de un dedo frío que en un cine húmedo recorre para siempre mi hombro desnudo, desnudo para el ardiente escalofrío.