13.10.11

Vida nublada


Ay, la carrera que no fue, en la que no me consagré. 
Ah, bueno, está la enseñanza.
Ay, no, ya no enseño nada, ni lo elemental de lo elementalísimo que supe aprender.
Ah, bueno, todavía puedo regresar a la escuela. 
Ay, no, la edad y los impedimentos de la salud. 
Ah, bueno, se puede uno remendar los daños. 
Ay, no, que la medicina paga no da en la tecla. 
Ah, bueno, el sillón y los libros consuelan dolores.
Ay, n lo menciono de vergüenza, los libros que no leí, tantos, esos nombres que no significan nada y las revistas especializadas y los hombres sabios mencionan, imprescindibles, obvios. 
Ah bueno, siempre se puede volver sobre los libros.
Ay, no, la vista no responde y el tiempo ya no alcanza. 
Ah, bueno, pero de lo que recuerde surgirá otra vez la musa...
Ay, que no he escrito nada respetable.
Ah, bueno, pero la literatura no me es tan esquiva, la escritura, a veces, me acompña, y lo bien que redacto algunas cartas. 
Ay, no, ya ni eso. Ni ganas, ni fuerzas, ni esperanza. Tan poca disciplina. Y esta ansiedad que mata. Ah, bueno, pero tú editas...
Ay, la edición, una puerta abierta para volver a la… 
Ah bueno, no, ya no. Ya no más. Ídem y más ídem.
Ay, ay de mi profesión imperfecta, mi profesión que nunca fue. Mi profesar de nada.
Ah, bueno, están los hijos y el hogar, y la cocina con ventanal al verde y olor a puchero. Ay, muy ay, no, no se hicieron hijos, ni hogar, ni cocina, ni está el puchero cociéndose en la olla.
Ah, bueno, pero la familia.
Ay, de mis padres que se fueron y eran mi ancla. Ah, bueno, quedan los hermanos y… Ah, no, no, qué hermanos. Maldito destino de hija única.
Ay, de los amigos que se fueron yendo. 
Ah,bueno, los que se quedaron... 
Ay, no, están con sus vida, en sus cuestiones cotidianas. Mejor no llamo. 
Ah, bueno, te dirán que sí, verás, cuando lean estas palabras.
Ay, me temo, precisamente, que las malentiendan.
Ah, bueno, también, con tu exigencia... Mejor recuerda.
Ay, de los amores truncos, de los que no fueron. 
Ah, bueno, tengo a mi compañero. 
Ah, no, olvidé que ya se está marchando.
Ah, bueno, ¿y esos otros seres que son tu compañía?
Ay, por qué llegaron para irse tan rápido, mis niños gatos, cómo los extraño. 
Ah, bueno, queda ella, la cariñosa, tu callejerita. 
Ay, ya va para grandecita y esa tos… 
Ah, bueno vendrán otros.
Ay, ¿y si no ha entereza para afrontar el sufrimiento de perderlos?
Ah, bueno...

Ay, de este saber del error de haber nacido. Ay, de la cobardía de no morirse. 
Ah, bueno, se puede tener un momento de coraje, abrir la llave de gas, unos tajos en las venas, tomarse las pastillas, no ver el tren que llega. 
Ah, no, no hay coraje. Ni una pizca para redimirme.
Ay, habrá que ir sobreviviendo, lágrima a lágrima, hasta que me arrime al final o el final se me anime. 
Ah, bueno, entonces hay salida. 
Ay, pero qué salida de tan poca elegancia. Ay, ay de la vida nublada.

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