20.5.04

Escarbando el pasado

Mala cosa la nostalgia, dicen. Uno se queda mirando hacia atrás, dicen. Hay que ver el horizonte, siempre más adelante, dicen. Acordate de Orfeo, dicen.
Pero si yo no fuera nostalgiosa, ¿acaso escarbaría con pasión en el pasado? Seguramente, no. Pero lo soy. Y escarbo. Con pasión. Compasión, no.
Bueno, pues me hallaba yo en uno de esos días nostalgiosos, hipálage que viene al caso, y usaba para ello (es decir, escarbar apasionadamente el pasado) el moderno recurso de la Internet. DIGRESIÓN: ¿Hay quien no haya buscado alguna vez un nombre preterísimo en el buscador? ¿En la casi finada guía telefónica de papel, contundentísima en la Ciudad de Buenos Aires? ¿No? ¿De veras? FIN DE LA DIGRESIÓN. SIGUE RELATO: ¿Qué encuentro? Pues que a media cuadra de la editorial donde laburo tiene su estudio "mi" nombre preterísimo. Sí, a escasos metros de distancia, si golpeo a una puerta, es posible que venga a mí una cara del ayer. Con la persona puesta. Y qué persona...
¿Si voy a golpear a esa puerta? Hum..., mejor me quedo con la sensación cortazariana de la extraña continuidad de los hechos.
Los nostálgicos somos muy frágiles para soportar la indiferencia de los presentistas puros.

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