En Francia, no en "la" Autopista del Sur, sino en una carretera del sureste, cerca de Avignon, terminaron los días de Saúl Yurkievich.
Una asociación fácil (algún medio ya habla de que el accidente fue en "una" autopista del sur) nos llevaría a pensar que su amigo, el Gran Cronopio, lo esperaba al final del camino, con una media sonrisa asomando bajo la barba, sus ojazos azules, un vaso de whisky en la mano, y el aspecto adolescente que se dice no lo abandonaba.
Sí, es una imagen forzada. Pero ¿por qué desecharla, si ayuda un poco a hacerle fintas a las truculencias de la parca?
Saúl Yurkievich, in memoriam.
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