28.12.06

De los afectos

Cuando llego a casa, suelo sentarme a la computadora casi inmediatamente después de comprobar que las cosas están en el lugar donde supuestamente las he dejado, no hay grandes estropicios y mis gatos siguen allí, en esta SU casa que me permiten compartir con ellos.

Es bueno que vengan a saludarme a su estilo, que dependerá del día y las circunstancias... de ellos.

Sin embargo, una adicta a las demostraciones de afecto como yo sufre constantemente de síndrome de abstinencia. Me refiero a la precarización laboral y al neoliberalismo globalizado, es decir, a que, como nos hacemos mierda unos a otros en pos de la supervivencia, digamos que va quedando cada vez menos espacio hasta para la más elemental de esa demostración de afecto que es un saludo abierto, franco, que allana la frontera entre el yo y el otro.

Por eso, cuando abro mi programa de Yahoo! o de Messenger, le agradezco que, en el idioma que sea, me diga "Buenos días (good morning) Silvia" (me llama por mi nombre, me da identidad, me personaliza...) "Good evening (buenas tardes/noches) Silvia" (¡me reconoce, se interesa por mí, aleluya!).

Y después teoricen sobre las comunidades virtuales, pero al menos a mí, eso, me evita un episodio agudo de demanda de cariño y me deja un poco más feliz hasta que descubro que no me respondieron el último correo que envié...

Saluden, che, con las manos, con una sonrisa, con un guiño. No sean amarretes de saludos, que demuestran que uno se dio cuenta de que el otro... también existe.

Cariños muchos, en todas sus formas de expresión al que lea esto...

1 comentario:

  1. Anónimo13:05

    ¡Hola, Silvia!
    ¿Qué tal estás? Desde un hermoso atardecer barcelonés, invernal pero cálido, te mando un abrazo y espero que empieces bien el año.
    Y por si esto fuera poco, un puñado de besos,
    Alejandra
    PD Ojalá pudieras venir: esta noche nos reunimos a cenar ocho mujeres !!!!

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