¿Ja, ja, ja, ja? Uno de esos temas, claro.
"¡Felices Fiestas!", decimos en estos días, casi imperativamente. Siento que, en los últimos tiempos, más que el deseo de que uno esté bien, está la orden. Para ponerlo en ejemplos, pasamos del "Que lo pases bien" a "Pasala (pásala/pásela/pasadla/) bien". Es decir, no vayas a dejar pasar la oportunidad de divertirte.
Y del placer espontáneo de la diversión, que pocas veces tiene que ver con planes, proyectos y horarios, vamos pasando a "trabajar" para la diversión o la felicidad, a pagar altos costos.
No me extiendo más y me quedo con una frase que le tomé prestada a mi amiga Alejandra, muy sabia ella "Es mejor no depender de muchas cosas para ser felices..." Y está buena. Porque no me dice que me resigne, que me contente con poco; me dice que "no dependa de mucho", con lo cual me obliga a pensar, a usar la imaginación, a mirar lo que está a la vista para transformarlo, lúdicamente, en motivo de felicidad.
Por eso, me resisto a creer que para ser feliz "es necesario" tener o hacer algo. Y tampoco valen las recetas. Y sí estoy convencida de que, en este mundo, está abolida la melancolía, la tristeza se ve como algo abominable, y, culpa de la tinellización de la cultura, mejor que "pum para arriba" o uno te quedás "out".
En otro post la sigo. Voy a ver qué queda en la alacena así fabrico algo de felicidad. Y si no, tan contenta con mi neurosis, sí, ésa que impide el goce, según la fauna del psicoanálisis ha establecido.
Y sigo aquí, así le doy materia a Birmajer para que teja su tela de felicidad de autor publicado... Qué lo parió, Mendieta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario